sábado, 4 de enero de 2020

De amigos infra valorados

Nueva ciudad, nuevo trabajo, nuevos amigos.

Un año ha pasado, un año y 4 meses desde que mi vida dio un salto que terminó en caída limpia. A dos piernas y desorbitada, pero ¿limpia?

La vida ha sido eso, y de eso hay taaaanto que contar (mucho, muchísimo PERO) si se trata de algo que me haga sentir tan mal, tan bien, tan urgida y ahogada, algo que me haya exigido sacarlo de mi sistema, algo que me haya obligado a desempolvar -digitalmente hablando- mi blog de hace 10 años, ha sido los amigos que he encontrado en ese trayecto de vida.

Hay quienes dicen que a la familia no se elige pero a los amigos sí. Yo no sé qué tan de acuerdo esté con el decir. Pero este año quiero probarlo. A veces creo que están destinados a ser, como quiero creer que sucede con las relaciones (el amor, el romance o esa faceta ignorada de mi vida, OK NEXT).

La cuestión es que, mis amigos, a miles de kilómetros de distancia de donde hice mis primeros vínculos, siguen estando allá. Y no es que no crea en la amistad ni en las pocas amistades que he hecho acá, en donde estoy y verdaderamente siento que pertenezco en este momento de mi vida... es que yo no soy una amiga.

Los amigos no se parecen entre sí (no, aunque tenga una eterna manía de buscar similitudes con aquellos a quiénes debo lealtad). Los amigos no te mienten, son cómo son y no se sienten juzgados delante de ti. Los amigos ríen, saben de tu vida, tus mañas, tus gustos, tus miedos...

Esperen, no te juzgan ¿cierto? Entonces, está más claro: yo no soy una amiga. No lo soy.

Y agradezco que me hayan hecho lugar en ese nido de cariño, de discotecas improvisadas y cenas de tres a punta de risa y ron. Pero yo no me siento su amiga.

No me siento por el mero hecho de que los juzgo. En silencio, cuando me regreso a media noche en metro. Cuando hablo con mi mejor amiga (otra a miles de miles de kms de distancia). Y lo peor, cuando hablo con mi mamá (A QUIEN PUEDA INTERESAR: cuando le comentas a tú mamá de una persona que te lastima o termina por convertirse en un mal ejemplo para ti, la suerte está echada, mamá oráculo sacará a esa persona de tu vida -o te hará trizas la cabeza cada vez que quedes de nuevo con la víctima).

Perdón pero soy no como ustedes. Y eso no está mal, pero eso ha sido lo que me ha llevado a darle largas a lo que somos y hemos construido hasta darme cuenta de que tampoco quiero ser como ustedes. Y eso ha sido lo que me ha llevado a cortar lo que sea que nos unía. Y no sé si es correcto, tampoco sé si es inteligente de mi parte estando y sintiéndome así de sola, pero es lo que siento.

Mis valores no me lo permiten suena tan estúpidamente puritano y del siglo pasado que me avergüenza, pero es así.

No es el bar gay donde pasamos al menos tres veces en los últimos 3 meses las noches y madrugadas.
Tampoco es que juzgue la homosexualidad, creánme. Especialmente tú que te convertiste en la persona más auténtica en mi vida durante los últimos 6 meses.
Tampoco es su adicción a Tinder.
No es la brujería, ni sus creencias esotérica o los amuletos de la suerte que se han creado para existir (no los juzgo, yo también los he inventando).

Es que no me siento llena. 

No me gusta como tratan a sus novios, exes o lo que sea.
No quiero ser como ustedes pero tampoco quisiera que me tratarán como los tratan a ellos.
No me gusta vanagloriarme del dinero de otro, de hecho, no me gusta vanagloriarme por cosas materiales.
Tampoco siento que una noche riéndome de bromas ordinarias y chismes que poco entiendo (consumida por el alcohol y ganas de volver a mi casa) llene más que una conversación transparente en el parque, una cena, una noche para ver pelis y estrellas o simplemente una charla por teléfono con alguien que quiere escucharte.

Seré conservadora. Seré rara, pero así soy. Soy independiente, y no quiero ni aparentar no serlo ni dejar de serlo por ustedes. No dependo de ustedes, ni ustedes de mi.
No dependo de un hombre, tampoco quiero depender de él por muy bueno o adinerado que esté.

No son ustedes, son mis valores y creo que si no les soy fiel a ellos, no me estaré siendo fiel a mi y eso es lo menos que quiero, especialmente ahora que he llegado hasta aquí.

No les quiero sacar nada en cara, tampoco quiero que me deban algo ni yo deberles. Quiero que sepan que esa no soy yo, y listo. Esa que calla y ríe no soy yo. Ni quiero serlo.

Soy como soy, y quiero querer a gente por lo que es. Sé y tengo fé de que existen esas personas y están en mi radar. Yo a ustedes los quiero, pero los infra valoro porque sé cómo son y no quiero infra valorar a nadie. Sería injusto para mi, y para ustedes.

Lo siento, no son ustedes, son mis valores.